Ya desde aquel día aprendí que no se puede dar por hecho nada y que la vida te puede dar un vuelco tan grande que te destroza todos tus esquemas y proyectos.
Así que desde aquel día, con mucho dolor, empecé a dejarme llevar. Y claro que duele, ¿cómo no va a doler?
Durante este último año he aprendido otras muchas cosas, he llorado, he reído, me han acompañado muchas personas a las que sé y he visto cuánto las importo y ellas me importan a mí, he conocido también a muchas otras personas, algunas transitorias y otras que han llegado para quedarse, he empezado a cuidar de mi primero para poder cuidar a los demás, he puesto límites y me he ido de donde sé que no me conviene, he aprendido a vivir totalmente sola y a autogestionarme de la mejor manera, a convivir con la soledad, disfrutarla y a aprovecharla para salir a flote.
Muchas preguntas quedaron sin respuesta pero a día de hoy, ya ni si quiera necesito saberlas.
Voy avanzando poco a poco, con altibajos, como todos. A veces, la nostalgia me invade de una forma tan profunda que no me apetece salir de la cama, y otros días pienso en todo lo que he logrado sola cuando ni si quiera lo esperaba, lo que me hace seguir levantandome.
Al fin y al cabo, con el tiempo y con mucho esfuerzo, he florecido y he crecido, ahora soy otra persona, más fuerte y más viva gracias a este aprendizaje impuesto durante este último año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario